Labrado de nuestros campos de azafrán
A lo largo de muchos años, incluso siglos, el cultivo de azafrán ha sido parte importante de la economía y cultura española. Entre los siglos XV y el XVIII, España perdió algunos de sus clientes debido a la falsificación de la producción de azafrán que ya se hacía notoria en Francia, además de la expansión del cultivo de azafrán de origen árabe.
Por ello, en Azafrán del Oasis hemos querido volver a recuperar toda esta tradición y reconvertir el azafrán en uno de los cultivos por excelencia de la región de Granada. Gracias a nuestra historia rica en cultura y en tradición, ofrecemos la más alta calidad en el cultivo del azafrán, que ahora se vende tanto dentro de todo el territorio español como también a nivel de exportación a otros países.
Y en esta calidad tiene mucho que ver nuestras técnicas de cultivo y de labranza. En ocasiones anteriores hemos hablado del azafrán ecológico; hoy nos centramos en explicar nuestros métodos de cultivo y recolección.
¿Cómo labramos nuestros campos de azafrán?
La labranza de los campos de azafrán ocurre mediante diversas maneras. Una de las más utilizadas es la labranza mecánica, lo que quiere decir que diferentes máquinas de labranza se encargan de arar el terreno que luego funcionará para sembrar y cultivar plantas de azafrán. En la labranza de la tierra existen tres formas de cómo sembrar en el terreno:
- Labranza tradicional: consiste en utilizar una máquina de arado que abre surcos en la tierra. Sin embargo con esta técnica existe mucho riesgo de erosión de la tierra.
- Labranza mínima o conversacionista: consiste en el mismo proceso anterior, pero con menor riesgo de erosión de los suelos.
- Labranza cero o siembra directa: se trata de colocar directamente en la tierra, las semillas de alimentos o plantas que se quieran sembrar, sin necesidad de arar la tierra.
Labranza con uso de ovejas
En la actualidad se está impulsando el uso de animales de pastoreo como ovejas o corderos para lograr el arado de la tierra. Es una manera tradicional, más ecológica y respetuosa, para preparar y mantener limpio el terreno antes de comenzar a sembrar.
Las ovejas no solo se encargan de limpiar los terrenos y eliminar las malas hierbas y la maleza, sino que también se encargan de abonar el terreno para favorecer el crecimiento de plantas sanas y fuertes, aptas para la recolección y posterior consumo humano.
Así como para otros vegetales, para los cultivos de azafrán las ovejas son un aliado ejemplar a la hora de preparar los terrenos de siembra. El cultivo de azafrán es delicado, por eso es imprescindible que se utilice un tipo de labrado que sea adecuado para el azafrán, al tiempo que sea amigable con el medio ambiente. Este método de labranza de la tierra no es otro que la labranza con ovejas.
Además, el pastoreo de ovejas es ideal para mantener el suelo sano para proseguir con la labor de la siembra. La explicación de esto es simple naturaleza, desde el inicio de los tiempos, la labranza de la tierra ha sido acompasada con el pastoreo para conservar la vitalidad de los suelos.
¿Cómo realizamos la monda de la flor?
Pese a los avances tecnológicos que se implementan cada día en los procesos agrícolas, nuestro proceso de monda y recolección de la flor del azafrán sigue siendo manual. Preferimos esta práctica tradicional, realizada durante cientos de años de la misma manera, para evitar el uso de máquinas que, aunque pueden también recolectar la flor del azafrán, no cuentan con la delicadeza necesaria para obtener todos los estigmas sin riesgo de romperlos.
Recolección y práctica milenaria
El proceso de recolección y monda de la flor del azafrán es algo laborioso, pero resulta una labor entretenida y generalmente familiar. Una vez que se lleva a cabo la siembra y cuidado del cultivo de azafrán, en el mes de noviembre comienza la recolecta y monda de la flor, uno de los puntos más importantes para conservar la pureza del producto.
Mondar la flor se refiere al proceso de separar el estigma rojo (donde se encuentran las hebras de azafrán) de la flor. Por lo general las mondadoras son las abuelas de las familias, quienes ya tienen años de experiencia en esta labor. El trabajo recae en que no se rompa el estigma rojo mientras se separa de la flor, con la intención de que lleguen enteros al proceso de tostado.
La flor llega a las casas en las primeras horas de la mañana donde por lo general se encuentran reunidas las abuelas con sus hijos y nietos, quienes observan atentamente el proceso, para en un futuro, continuar con la tradición.
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